sábado, 15 de octubre de 2011

DIA DE LA MADRE


La sociedad argentina tiene, bien lo sabemos sus integrantes, numerosos conflictos por resolver. Sin embargo, también es cierto que sus miembros terminan siempre acordando en algunos valores, que son todavía los que contribuyen a lograr su unión espiritual: amor y solidaridad.
Por eso no extraña que cada vez que se celebra el Día de la Madre reúna sin discordias a la mayoría de la sociedad en torno de una figura que resume esas virtudes y, por supuesto, muchas más.
Fue la figura de la madre la que inspiró hace ya tiempo a la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA para dar origen a esta celebración, convencidos de brindar así un mensaje de paz y unión a los argentinos en el fortalecimiento del concepto de familia. La semilla prendió inmediatamente, como era de esperar.
Incluso los más remisos a mostrar sus sentimientos ese día dejan que el cariño y el respeto que sienten por su madre se manifiesten de las más variadas formas posibles.
Aparentemente resulta fácil comprender por qué ocurre este fenómeno. La figura materna como dadora de vida es el símbolo de lo que querríamos para vivir nuestras propias vidas: una entrega ilimitada y por amor hacia sus hijos, comprensión y tolerancia para con sus errores, disponibilidad de por vida. Estas características se manifiestan siempre, no importa el nivel social, económico o educativo de la madre.
Hoy, esta celebración cobra, además, una significación aún más poderosa. Son tiempos de marginalidad, pobreza y exclusión para una parte muy grande de nuestra comunidad, lo que conlleva naturalmente a muchos a experimentar sentimientos de frustración, resentimiento y aun violencia hacia una realidad que no los comprende y respeta. A esto último se agrega también que, ya sea por influencia de modas pasajeras o por la preeminencia de pseudovalores, a veces se menosprecia o ridiculiza la vocación generosa de brindarse hacia los que menos tienen. Afortunadamente, esta actitud contrasta con la de numerosos compatriotas que se acercan y apoyan a las asociaciones de la sociedad civil para equilibrar así las manifiestas desigualdades.
Dijimos al comienzo que nuestra sociedad tiene profundos conflictos por resolver en su seno. Una de los caminos para lograrlo es, entonces, tratar de estar más unidos -por ejemplo, en el Día de la Madre-, porque toda comunidad es también una gran familia y así como nos alegramos por formar parte de la nuestra y comprendemos la responsabilidad que el amor familiar implica, de la misma manera debemos involucrarnos con los valores y deberes sociales, para alentar la esperanza de que es posible otra forma de convivir